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La pretemporada tiene una serie de objetivos, que bien cumplidos van a ser fundamentales para la consecución de los objetivos de un equipo de baloncesto.
El primero de todos es conseguir la adecuada preparación física del jugador para que pueda afrontar la larga y dura temporada con pleno rendimiento en el plano físico.
Prepararemos físicamente a nuestros jugadores para acercarse progresivamente a un nivel físico óptimo de cara a las primeras jornadas de competición.
Teniendo en cuenta que los jugadores vuelven de un largo verano, es importante ir poco a poco.
El segundo objetivo es el aprendizaje, memorización y automatización de los mecanismos técnico-tácticos que el entrenador quiere llevar a cabo durante la temporada.
Es muy importante que el equipo llegue a la primera jornada de competición dominando los aspectos tácticos y técnicos principales para poder competir con garantías y no dejar nada al azar.
Para ello, es fundamental que aprovechemos la pretemporada para diseñar y practicar nuevas tácticas y estrategias que queremos que nuestro equipo lleve a cabo durante la temporada.
Y como tercer objetivo, el mutuo conocimiento de los nuevos integrantes de la plantilla mediante la convivencia diaria.
Un equipo que haya cumplido correctamente con los objetivos de su pretemporada iniciará la temporada en mejor condición física y anímica que sus competidores, factores ambos de primordial importancia ya que un mal arranque puede incidir de manera significativa en el resultado final de la competición, donde la parte física, psicológica y prevención de lesiones, juegan un papel fundamental.
Las lesiones musculares y articulares son inherentes a la práctica deportiva. Cuanto más ejercicio realizamos y más intenso sea éste, el número de lesiones aumenta. Por mucho que nos centremos en la prevención, las lesiones seguirán existiendo.
No obstante, las pretemporadas están ideadas para establecer los criterios en cuanto a preparación física que van a servir de base para el estado físico de los jugadores de baloncesto a lo largo de toda la temporada, ayudando además como elemento de prevención de lesiones.
Una planificación adecuada implica la gestión del tiempo e incita a fijar objetivos a fin de asegurar un progreso continuo mediante un trabajo estructurado y controles intermedios.
Numerosos factores influyen en una planificación. Según los objetivos esperados y los medios a disposición, se podrán concebir diferentes tipos de planificación.
La planificación de la temporada depende en gran medida de cada entrenador y de lo que desea hacer con su equipo.
La planificación debe ser clara, concisa y breve, de manera que de un simple vistazo podamos tener una idea general de qué conceptos y cuándo se van a trabajar.
Se trata de plasmar los aspectos más destacados que va a contener la pretemporada, sin demasiados detalles, puesto que estarán explicados en las plantillas de entrenamiento que usaremos para diseñar nuestras sesiones.
La pretemporada suele abarcar desde principios de agosto, hasta finales de septiembre, aproximadamente entre 5 y 8 semanas.
Podríamos dividirla en tres etapas:
Adaptación (3-4 días)
Dura entre 3 y 4 días y su objetivo es recuperar paulatinamente los movimientos y capacidades específicas del baloncesto. Predominan ejercicios de resistencia, y trabajo de fuerza con el propio peso corporal con volúmenes generalmente altos e intensidades bajas.
Carga (4-5 semanas)
En la etapa de carga se prima el volumen del entrenamiento sobre la intensidad del mismo, aunque la intensidad aumenta con respecto a la anterior etapa. El volumen aumentará progresivamente para generar las adaptaciones correctas.
Esta etapa varia entre 4 y 5 semanas e incluye partidos amistosos.
Ajuste (2-3 semanas)
Por último, en la etapa de ajuste, buscaremos acercarnos a volúmenes e intensidades de entrenamiento cercanos a los de la temporada. Por lo tanto, la intensidad comenzará a cobrar importancia respecto al volumen.
En esta etapa los partidos preparatorios toman mayor importancia para que el jugador/a pueda tener sensaciones parecidas a las competitivas sin fatiga.
1 – Periodo
Este apartado hace referencia al rango de fechas que abarca el periodo preparatorio de la pretemporada. Será el punto de partida de nuestra planificación y en torno al que tendremos que organizar y ajustar todos los elementos posteriores.
Como su propio nombre indica, el objetivo del periodo preparatorio es preparar al equipo de cara a la temporada o periodo competitivo.
El objetivo general de este periodo es el de llegar en las mejores condiciones físicas, tácticas, técnicas y psicológicas posibles al inicio de la competición.
Cada entrenador tendrá su manera de entender el baloncesto y, por lo tanto, enfocará este periodo de una forma diferente.
Las pautas a seguir en toda planificación suelen ser muy variadas, y dependerán en gran medida del nivel de los deportistas hacia los que se oriente la planificación, sus características personales, entorno del deportista, el calendario de competiciones, la experiencia del planificador, las características de los objetivos previstos, etc.
2 – Microciclos
El microciclo está considerada la estructura más importante de la planificación en baloncesto.
Este concepto hace referencia a cada una de las semanas que contiene nuestro periodo preparatorio o dicho de otra manera, lo que se va a hacer en cada semana de trabajo.
Al igual que en el periodo preparatorio, se debe especificar el rango de fechas que abarca cada microciclo y el objetivo específico que se quiere trabajar en ellos.
Dicho objetivo será el que nos marque el camino que debemos seguir en cada uno de los microciclos para alcanzar y conseguir el objetivo general del periodo.
3 – Sesiones de entrenamientos
Del mismo modo que un periodo se divide en microciclos, éstos, a su vez, están compuestos por un determinado número de sesiones de entrenamientos.
Todo entrenamiento debe partir del análisis detallado de las condiciones de partida y de los objetivos que se pretenden alcanzar.
La finalidad de las sesiones de entrenamiento es la de desarrollar el objetivo específico, fijado para el microciclo en cuestión.
Debemos tener en cuenta que el jugador viene de un largo tiempo de inactividad y tendremos que activarlo de nuevo, de modo que el trabajo de pretemporada ira de menos a más.
Por consiguiente, un entrenamiento bien estructurado y planificado permitirá controlar con mayor eficacia el contenido del entrenamiento y ayudará a fijar el número de repeticiones, con objeto de favorecer una evolución particularmente a largo plazo.
Los partidos amistosos se consideran como una sesión de entrenamiento más, ya que suponen el momento perfecto para comprobar cómo se desenvuelve un jugador en una determinada posición, y sacar conclusiones de cara a la competición. El resultado no es tan importante como las pruebas que podamos hacer.
La programación está sujeta a cuantos cambios sucedan, tanto aquellos que crea conveniente el entrenador, como los que puedan surgir durante la pretemporada. Se trata de anticiparse, ofreciendo una serie de alternativas que permita una mejor respuesta, a todo lo que pueda acontecer.
4 – Calendario
Este apartado es fundamental, ya que es la mejor manera de tener una visión general de la estructura y los objetivos de la pretemporada.
La clave de la evolución física de un jugador es la continuidad. No podemos esperar que el par de meses que dura la pretemporada sirva para empujar al jugador a nuevas cotas de rendimiento en la temporada.
Las cargas de un jugador deben ir progresando paulatinamente acumulando trabajo para una mejora constante. Este concepto no está para nada reñido con buscar un “pico de forma” para competir en un momento puntual de la temporada.
Por otro lado, deberíamos instar a nuestros jugadores y jugadoras a no perder las adaptaciones generadas en 9 meses de trabajo, por estar un par de meses llevando una vida sedentaria.
Hidratación: El cuerpo de un jugador necesita producir energía para realizar actividad física. Esta producción de energía genera un aumento de temperatura. Para que compensar el aumento de temperatura, el organismo tiene varios mecanismos para refrigerarse: el primero es dilatar las arterias cutáneas para enviar sangre caliente hacia la superficie de la piel y que en contacto con la temperatura exterior reduzca la temperatura corporal (por esta razón nos ponemos rojos).
El segundo, es sudar, de esta manera al evaporarse el sudor se enfría la piel y esta disminución de temperatura se transmite a los tejidos. Durante la actividad física nuestro organismo pierde entre 1 y 3 litros de sudor por hora, dependiendo de las condiciones climáticas y del tipo de ejercicio.
El sudor está compuesto por agua, sales minerales y productos de desecho. Los dos primeros son muy importantes para el rendimiento, una pérdida del 2% del peso corporal produce una disminución en el rendimiento y pérdidas por encima del 7% pueden tener consecuencias graves en la salud.
Por lo tanto, en la pretemporada, sobre todo en situaciones de mucho calor, los jugadores tendrán que hidratarse continuamente y deberán beber agua antes, durante y después del partido o entrenamiento. El agua debe estar fresca, a unos 15º de temperatura.
Descanso: Es necesario dormir unas 8 horas, aunque puede haber personas que necesiten más tiempo.
Por otro lado, es tan importante la cantidad de horas de descanso como descansar en el horario adecuado, ya que las hormonas que participan en nuestra recuperación actúan entre la medianoche y las 6 de la mañana. Su poder regenerativo de nuestro organismo decrece si no estamos descansando en ese horario.
Nutrición: Por norma general dejaremos dos horas de margen entre la última comida y el comienzo de la actividad física. Esta última comida debe ser rica en hidratos de carbono como arroz o la pasta.
En el descanso se puede tomar un plátano o una barrita energética.
Después del partido es importante ingerir lo antes posible hidratos de carbono de absorción rápida (arroz, pan, la mayoría de los cereales, patatas…) para que el organismo recupere todo lo gastado anteriormente.
Los médicos y nutricionistas aconsejan comer despacio y masticar bien la comida para que el aparato digestivo pueda aprovechar mejor sus nutrientes.
Trabajo continuo. Es la clave de la evolución de un jugador. Si es capaz de entrenar fuera de temporada aunque sea menos tiempo y realizando actividades diferentes al baloncesto de manera planificada podrá mantener su estado de forma para la vuelta a los entrenamientos específicos.
Para disfrutar de una buena competición de pretemporada de baloncesto es necesario utilizar los mejores materiales para que los jugadores puedan entrenarse con los medios que más tarde utilizarán en las competiciones a las que se enfrentarán.
- Balones de baloncesto: dos balones por jugador.
- Material de preparación física: fitball, mancuernas, discos, barras, foam roll, gomas, cinturón evasión-reacción, balones medicinales, bancos…
- Materiales de entrenamiento. Antes hemos comentado que la pretemporada es perfecta para que los jugadores se entrenen, pero para prepararse para los partidos de la pretemporada se tienen que utilizar materiales de entrenamiento de baloncesto para practicar antes de los encuentros. Por ejemplo, para dividir a los jugadores en equipos se utilizan petos, barreras o conos para preparar circuitos de entrenamiento.