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Alfredo Larraz, autor del conocido blog Educación Física Escolar, ha sido docente de Educación Física durante casi 40 años, la mayor parte en la escuela primaria, concretamente en el Colegio Público «San Juan de la Peña» de Jaca (Huesca). Los tres últimos años de su vida laboral fue profesor de Educación Física en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación de Huesca. Actualmente se encuentra jubilado, aunque continúa activo en lo referente a su pasión.
Recién acabados mis estudios de Magisterio, ejercí la docencia como maestro en la Escuela Aneja de Lérida. Allí, tuve la suerte de sentirme arropado por compañeros veteranos y pronto sentí la necesidad de continuar formándome para que mis alumnos aprendieran mejor.
Se despertó en mí gran interés por los textos pedagógicos y didácticos, y asistí a cursos y a escuelas de verano. Tomé contacto con nuevos métodos y experiencias innovadoras: la psicomotricidad, la expresión corporal, los nuevos métodos de enseñanza de la música y el juego dramático, entre otros aspectos.
Es fácil imaginar lo que aquellos años calaron en mí. Siempre digo que “allí me hice maestro”. Así fue cómo y cuándo descubrí mi pasión por la docencia.
En septiembre de 1973 llegué destinado al Colegio San Juan de la Peña de Jaca. Poco a poco, constaté el interés de los niños por la Educación Física y el poder educativo de la misma. Abandoné las otras áreas y me dediqué de lleno a impartir docencia como especialista de esta área.
La formación en este ámbito me llevó a atravesar la frontera y a conocer de primera mano las corrientes francesas y sus impulsores: Jean Le Boulch, Pierre Parlebas, Michel Delaunay, Nicole y Claude Lamouroux, Briguitte Chevalier, Dominique Pichot y, recientemente, al grupo de Education Physique et Polivalence coordinado por Jean Pierre Piednoir, del que actualmente formo parte.
Ante una sociedad que evoluciona de forma tan rápida y con un nivel de incertidumbre importante (la digitalización, los cambios sociales y económicos o la globalización) y que requiere variaciones importantes en nuestros modos de vida, no es nada fácil diseñar un sistema educativo que permita al alumnado afrontar con éxito retos actuales y futuros.
La ONU (Agenda 2030) recomienda impregnar los sistemas educativos con objetivos que permitan alcanzar un desarrollo sostenible mediante la adopción de estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de la cultura y la valoración de la diversidad cultural entre otros medios.
El Consejo de Europa de 22 de mayo de 2018 recomienda una serie de competencias clave para el aprendizaje permanente que el Ministerio de Educación ha retomado al establecer el perfil del alumno al finalizar la educación obligatoria.
La escuela como institución debería ofrecer un cuerpo de conocimientos y competencias fundamentales que permitieran a los alumnos resolver con éxito los retos expuestos anteriormente.
Para afrontar estos retos, la escuela aboga por una enseñanza que pone en el centro del sistema la persona del alumno, al que se le presentan problemas reales que deberá intentar resolver, se trata de realizar una aproximación a la realidad, que es global. Desde hace unos años, las propuestas curriculares ponen el punto de mira en el concepto de competencia, entendido, como la capacidad para resolver situaciones reales aplicando conocimientos, habilidades, métodos, etc.
Los sistemas educativos de nuestro entorno se han dotado de una serie de "competencias clave", definidas para ampliar la comprensión de la realidad que las asignaturas no podían explicar, y con las que los estudiantes puedan hacer frente a retos actuales y futuros. En la LOMLOE (2022) se concretan los principios y los fines del sistema educativo español referidos al periodo de la enseñanza obligatoria, a través del "perfil de salida". En él se identifican las expectativas de adquisición y desarrollo de las competencias clave necesarias para que, al finalizar la educación básica, los estudiantes puedan afrontar satisfactoriamente los desafíos del siglo XXI.
Para que todo este proceso pueda llevarse a cabo, además de los currículos, se requiere docentes comprometidos y bien formados que ofrezcan a los estudiantes situaciones de aprendizaje reales, globales, en las que se les dé la posibilidad de ser agentes de sus propios aprendizajes. Que se sientan comprometidos a acompañar a sus alumnos y alumnas en el maravilloso proceso de aprender.
El concepto de Educación Física sigue evolucionando con el transcurso del tiempo, según las corrientes imperantes en cada momento y las finalidades que se le han ido asignando.
Cuando era niño, la Educación Física que hacíamos era higienista (tablas de gimnasia) siguiendo las corrientes suecas en las que lo importante era formar un cuerpo sano, fuerte, flexible, y preparado para el desarrollo personal y el desempeño laboral. Paralelamente, surgieron corrientes centradas en dar importancia al contacto con la naturaleza y en promover actividades denominadas "de aire libre" (marchas, acampadas, actividades de orientación, juegos de pistas, etc).
En los años 70 irrumpen con fuerza las corrientes psicomotricistas provenientes de Francia, unas centradas en lo relacional y otras en lo funcional. Esta última abogó por lo que se denominó "educación física de base" que consistía en proponer ejercicios de los diferentes factores de la psicomotricidad (percepción del propio cuerpo, percepción del espacio, y del tiempo, coordinaciones…), con la idea de que todo ese trabajo posibilitaría una mejor educación del movimiento y el logro de una mejor adaptación a las situaciones motrices.
La iniciación deportiva, y fundamentalmente la relacionada con los deportes de equipo, también ocupó un lugar en la Educación Física escolar por lo que no era extraño realizar ejercicios de técnica y táctica deportiva en las clases. Y así podríamos citar otras actividades que poco a poco fueron incorporándose a las prácticas escolares de esta materia: las de expresión, los juegos deportivos tradicionales, etc.
Por otro lado, han tenido su influencia los currículos de Educación Física en Primaria, que desde los años 70 han ido apareciendo y que en ocasiones se han ido decantando por corrientes y finalidades diferentes y por la necesidad de responder a los grandes objetivos educativos (competencias clave, áreas transversales, etc).
Con todo lo dicho es fácil imaginar la dispersión que se ha ido generando y las diferentes clases que se dan en los centros y en el pensamiento de los docentes.
Y es que sigue sin resolverse el eterno problema de nuestra área: su IDENTIDAD.
Cuando se habla de actividad física suelen referirse a una práctica física habitual y automáticamente se consideran los beneficios que la misma tiene sobre la salud y la calidad de vida.
La Educación Física, como materia obligatoria, contribuye a la educación para la salud y proporciona conocimientos y competencias para ello, pero va más allá. Es una disciplina de enseñanza dentro del marco escolar, dirigida a todo el alumnado y que persigue, por un lado, alcanzar las finalidades de la institución escolar y que hoy por hoy se reflejan en las competencias clave y; por otro, educar las conductas motrices a través de situaciones motrices variadas.
El concepto actividad física no puede sustituir al de Educación Física escolar. Si nuestra mirada como educadores se quedara en la actividad física por la actividad física, dejaríamos de lado mucho potencial educativo del que dispone esta área.
Desde las primeras líneas, este currículo quiere contribuir, a su manera, a la consecución de las competencias clave, concretadas en el perfil del alumno al finalizar la Primaria, impuestas por la ley. La organización del área se basa fundamentalmente en una serie de finalidades que conectan bien con las competencias clave, promoviendo una Educación física “al servicio de”.
Cuando conocí el borrador de la Ley vi que se trataba de un documento que rompía con lo anterior. Leí tantas connotaciones desde la Educación Física (higiene, salud física, mental y social, alimentación saludable, manifestaciones culturales, control emocional, corporalidad, actitudes sostenibles, vida activa, proyectos, montajes, etc) que sentí que a esta materia se le asignaban una gran multitud de utilidades: lúdica y recreativa, agonística, funcional, social, expresiva y comunicativa, creativa, catártica o de interacción con el medio urbano y natural entre otras.
Se trata de un currículo que justifica su razón de ser en responder a unos retos determinados, algunos relacionados con finalidades de la Educación Física, que hacen referencia a "la adopción de un estilo de vida activo, el acercamiento a manifestaciones culturales de carácter motor, la integración de actitudes socialmente responsables", y a otros más propios del área como “el conocimiento de la propia corporalidad, y el desarrollo de todos los procesos de toma de decisiones que intervienen en la resolución de situaciones motrices”.
Creo que el texto en general viene cargado de contenidos actitudinales y valores, tanto los relacionados con uno mismo, como con los demás y con el medio.
A primera vista, da la sensación de que el Ministerio de Educación se decanta por una forma de entender el área que abunda más, en los contenidos de tipo transversal que en los contenidos más propios de la Educación Física.
Las actividades deportivas constituyen un campo importante dentro de las actividades físicas que pueden utilizarse en la Educación Física escolar, pero estas actividades no pueden sustituirla.
Parece que las actividades deportivas se dejan casi de lado, queriendo dar más prioridad a un tipo de prácticas tales como los juegos de rol, actividades circenses, bailes, juegos tradicionales y populares, danzas tradicionales, coreografías, mímica, pantomima, dramatizaciones, teatro de sombras o teatro de luz negra entre otras.
No se trata tanto de realizar las tradicionales iniciaciones deportivas basadas en las formas culturales de cada actividad (técnica, táctica, figuras, etc), sino de ir al fondo, a los valores, conocimientos y saberes fundamentales sobre las acciones motrices. De esta manera podrán construirse un gran abanico de contenidos de enseñanza propios de Educación Física; máxime cuando la diversidad de prácticas físico-deportivas (deportes institucionalizados y juegos deportivos tradicionales) es amplia y diversa.
Las actividades deportivas no son contenidos del currículo, pero contribuyen a la enseñanza de estos. Pueden ser ejes globalizadores significativos para los estudiantes que permitan constituir en torno a ellos unidades de enseñanza-aprendizaje.
Una situación de aprendizaje debe permitir al estudiante alcanzar unos determinados aprendizajes y deben ser significativas y relevantes. La situación de aprendizaje generalmente viene constituida por el objetivo didáctico (que hace referencia a lo que el profesor intenta hacer construir en el alumno y que una vez se haya conseguido será fuente de progreso para él), los contenidos a aprender y la descripción de la situación (materiales, organización, finalidad de la tarea o las tareas para el alumno, normas, criterios de éxito, evaluación, posible evolución de la situación, etc).
La unidad de aprendizaje está compuesta por varias situaciones de aprendizaje que pueden establecerse en varias fases:
- Inicial, en la que se trata de descubrir el sentido de la actividad, conocer las reglas de funcionamiento y seguridad, identificar los elementos que configuran la actividad (espacio de acción, material, compañeros, oponentes, conocerse en la propia práctica y conocer las dificultades o problemas que entraña la actividad) pueden ser algún juego simplificado y alguna situación de referencia.
- De transformación, compuestas de situaciones de aprendizaje cuya función es transformar las conductas motrices, generalmente poniendo en relación algunos parámetros de la acción motriz con el resultado de sus actuaciones, extrayendo reglas de acción, entrando así en una dinámica de mejora y progreso.
- Y final, donde se trata de comprobar y aplicar los aprendizajes adquiridos, validando adquisiciones.
Por tanto, veo las situaciones de aprendizajes enclavadas en unidades de aprendizaje y no tanto tratadas de forma aislada.
Considero que este currículo quiere aportar, desde la Educación Física, formación integral a los estudiantes.
Sin embargo, es necesaria una mayor carga de la asignatura y de los contenidos propios de la misma, y tratarlos didácticamente con metodologías globales y significativas para los estudiantes.
- Apostaría por una Educación Física que ayude a los estudiantes a crecer como personas, y a su vez les posibilite aprender competencias y conocimientos propios de la asignatura.
- Por una Educación Física integrada en el sistema escolar, que tenga en cuenta las finalidades de la institución y las finalidades más próximas al área, pero que se desarrolle desde lo propio del área, desde su identidad, desde la educación de las conductas motrices.
- Por una Educación Física que esté vertebrada en torno a una clasificación coherente y lógica de situaciones motrices, y que hoy por hoy está representada por los dominios de acción motriz.
Para saber más puedes visitar el blog de Alfredo: