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El fin del año escolar trae muchas veces a casa el sedentarismo de los más pequeños. Un campus deportivo de verano es ideal para volver a ponerlos en movimiento.
Si a tu hijo o hija le fascina un deporte, apuntarle a un campus de verano es regalarle una experiencia de vida que jamás olvidará. Porque tanto en niños como en jóvenes, los campus solo aportan beneficios ya que, mientras practican el deporte que más les gusta, aprenden y se divierten.
A continuación, te detallamos algunos de los beneficios más importantes que los campus de verano centrados en el deporte aportan a un niño:
A través de la práctica del deporte se aprenden un sinfín de enseñanzas y valores positivos.
En los deportes colectivos el trabajo en equipo es fundamental y en los campus este es uno de los puntos que más se potencia. El grupo es lo que verdaderamente importa. Al practicar deporte en equipo se abandona el individualismo y priman los valores de respeto, esfuerzo, tolerancia y trabajo en común. Los niños no sólo consiguen ser mejores jugadores, sino que también son educados en valores como el compañerismo, el juego limpio o la deportividad.
Además, en los campus deportivos, al estar enfocados de forma pedagógica, se potencia la solidaridad, el valor del esfuerzo y se aprende a saborear los triunfos y a encajar con deportividad las derrotas. Los entrenadores que dinamizan las sesiones diarias en los campus deportivos hacen hincapié en enseñar a los más pequeños el “aprender a perder”. Ellos saben cómo motivar a un equipo para transformar una derrota en una oportunidad para mejorar.
Otro de los valores más importantes que los niños aprenden en esto tipo de campus, es el de aceptar el liderazgo de un entrenador, confiar en él, en su táctica, en su estrategia y aceptar sus decisiones en todo momento.
Todo ello extrapolable a la vida diaria una vez que niños y niñas se incorporen a sus rutinas en casa y colegio. Los campamentos deportivos suponen un aprendizaje en este sentido de enorme valor.
Con el fin del curso escolar, muchos niños se vuelven perezosos hasta el punto de que es difícil moverlos del sofá y de la pantalla de la televisión, la consola o el teléfono móvil. Por el contrario, mediante ejercicio se favorece la salud tanto física como mental.
La práctica de una actividad deportiva que suscita interés ya sea por ejemplo, fútbol, vóley playa, que es ideal para el verano, u cualquier otro deporte de equipo; favorece a la afabilidad del carácter. Los niños están más alegres y satisfechos y, además, su salud física también mejora. Practicar deporte es una de las mejores formas de educar a un niño o niña en la importancia de estar en forma y sano.
El deporte, junto con una alimentación adecuada, hace que los niños se desarrollen y crezcan en las mejores condiciones posibles. Sus músculos y huesos, aún en formación, salen también muy bien parados con la actividad física.
A los niños les encanta la aventura y un campamento deportivo de verano proporciona exactamente eso. ¿Qué puede ser más apasionante para una joven mente inquieta que la convivencia con otros niños de su misma edad mientras practican su deporte favorito?
En un mundo dominado por teléfonos móviles, consolas de videojuegos y televisiones, el tiempo que los niños pasan en un campus deportivo puede estimularles a pasar más tiempo interactuando con otras personas.
Alejar a los niños de su zona de confort es, a menudo, más que positivo. En los campus, los participantes no se conocen y se ven obligados a socializar y entablar relaciones. Los chicos y chicas están continuamente realizando ejercicios en grupo. Aquí la comunicación es clave y tienen que relacionarse con otros, dejando atrás los primeros momentos de timidez.
Los niños y niñas aprenden la importancia de salir y ser más activos, además la mayoría de los campus deportivos restringen el uso del móvil e internet y sólo permiten el acceso durante un tiempo limitado. Este tipo de campamentos suelen tener muchas áreas comunes donde los jóvenes pueden reunirse para hablar y divertirse haciendo deporte.
Por medio de los entrenamientos y de otros juegos alternativos, los niños se conocen y hacen nuevos amigos. Conocer a niños y niñas de otros colegios y de otras localidades les abre la mente y les enriquece como personas. Harán amigos que pueden durar toda la vida y es muy posible que cuando vuelvan a casa sean más autónomos e independientes. ¡En un campus deportivo no hay nadie que les haga la cama o les recoja el cuarto!
Estar lejos de la familia hace que los niños tiendan a adoptar una actitud más responsable durante el tiempo que pasan en el campus. Por supuesto, sienten el impulso de divertirse, más aún lejos de la mirada de los progenitores, pero la rutina diaria del campus les ayuda a entender la importancia del autocontrol y la gestión del tiempo.
Naturalmente, uno de los principales objetivos de cualquier campamento deportivo es mejorar las habilidades de los jugadores.
Los niños y niñas que acuden a un campamento deportivo de verano se benefician de entrenar bajo las órdenes de técnicos profesionales, de los que adquieren conocimientos sobre el deporte, conceptos ofensivos y defensivos, técnica, táctica, posiciones en el campo y toma de decisiones.
Al finalizar el campus, los niños saben muchas más cosas que antes de ir y sus habilidades deportivas siempre se amplían.
Por lo tanto, pasar varias semanas en un campamento de verano deportivo asegura que el chico o chica vuelva como un mejor jugador.
Los beneficios de un campus deportivo no sólo son físicos o sociales. También cognitivos. Al jugar en equipo, hay siempre unas normas y pautas que deben recordar.
Aquí entra en juego el desarrollo de la memoria y el concentrarse en algo concreto. Si trasladamos esto al terreno del aprendizaje escolar, es fácil ver el beneficio.
Los objetivos pedagógicos que se persiguen hoy día serían imposibles de conseguir sólo en el colegio. Los niños necesitan de actividades fuera del aula, no sólo extraescolares como aprender un idioma, sino también excursiones y campamentos.
En verano se puede seguir aprendiendo, pero de otra forma. Por eso en un campus lo lúdico no está reñido con la enseñanza, sino que se utiliza como un recurso más para la formación integral del niño.
Es verano y el colegio y las obligaciones han terminado. Por eso, en los campus deportivos el objetivo es que los niños aprendan mientras se lo pasan bien. Los niños disfrutan jugando y aprendiendo, algo que a veces con las tareas escolares no se consigue.
En un campamento deportivo prima más el pasárselo bien y divertirse jugando que el hecho de ganar. La competitividad pasa a un segundo plano. El campus es para disfrutar entre amigos y relajarse.
Tal y como comentábamos al principio del artículo, un campus deportivo de verano ofrece a los niños y niñas una experiencia que recordarán el resto de sus vidas. Sin importar las motivaciones individuales de cada uno o el camino que vayan a escoger en su vida, siempre recordarán el verano que pasaron practicando deporte y divirtiéndose con sus nuevas amistades.