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La lateralidad hace referencia al predominio motor de un lado del cuerpo respecto al otro. En educación física generalmente nos referimos al pie y a la mano, aunque este predominio también afecta a la vista y al oído. En caso de que el predominio motor de un estudiante sea en todos los casos los segmentos corporales derechos, se trataría de un estudiante diestro. En el caso de que fueran todos los segmentos corporales del lado izquierdos hablamos de un estudiante zurdo. Sin embargo, hay estudiantes que son ambidiestros, tienen lateralidad cruzada o mal asentada. Los docentes deben respetar la dominancia de cada estudiante y conocer las consecuencias de los trastornos de la lateralidad para poder ayudar a su alumnado.
La mayoría de investigaciones coinciden que la fase principal de lateralización es hasta los cinco años, pero que se sigue desarrollando hasta los diez años aproximadamente. Resulta indispensable para el profesorado de educación infantil y primaria conocer qué es la lateralidad, sus tipos y cómo se desarrolla en niños y disponer de recursos para fomentar su desarrollo. Además, resultaría interesante que se trabajara tanto en el aula (por el tutor o la tutora) como en psicomotricidad o educación física.
En el caso de la educación física, el desarrollo de la lateralidad en niños se centrará especialmente en la etapa de educación infantil y en los primeros cursos de educación primaria, para conseguir así el máximo desarrollo del alumnado. Antes de empezar a trabajar la lateralidad realizaremos una evaluación inicial para conocer el nivel del alumnado y adaptar la propuesta didáctica, así como para saber si conocen cual es la derecha y cual es la izquierda. Para que la evaluación inicial sea más lúdica, la podemos realizar mediante juegos y actividades para trabajar la lateralidad. Una vez habiendo situado el nivel del alumnado propondremos diversidad de juegos y actividades de experimentación y nos aseguremos que a lo largo del curso los estudiantes trabajen con ambas manos y pies; la dominante y la no dominante.
Existen multitud de juegos y actividades para trabajar la lateralidad que se pueden realizar. A continuación, se detallan algunos de ellos para educación infantil y primaria.
Le proponemos al alumnado que realice una serie de acciones con el segmento corporal que prefiera (el dominante) y después le pedimos que los repita con el no dominante. Algunos ejemplos de retos son: tirar a canasta, chutar a portería, escribir su nombre, mantenernos en equilibrio sobre un pie, etc. Podríamos usar esta propuesta como evaluación inicial, e incluso podríamos usar el “Harris Test of Lateral Dominance”, que consiste en que los estudiantes realicen diversas acciones con su lado naturalmente dominante, para conocer la lateralidad de cada estudiante.
Colocamos en el suelo las huellas de pies de gomaespuma. Las huellas naranjas corresponden al pie derecho, mientras que las huellas azules corresponden al pie izquierdo. La división de colores según el lado facilitará la identificación de la derecha e izquierda. En una primera fase las colocamos de forma que vayan alternando saltar con los dos pies, a la pata coja con la derecha y a la pata coja con la izquierda. Cuando lo tengan dominado, podemos incluir la variante de girar las huellas de forma que también tengan que cambiar las direcciones de los saltos.
Seguimos avanzando, y en este caso además de usar las huellas de pies incluiremos también las huellas de manos. De la misma forma que en la actividad anterior, las huellas de pies y manos de gomaespuma naranjas corresponden a segmentos derechos mientras que las azules corresponden a segmentos (mano o pie) izquierdos. Para que resulte más fácil de entender para el alumnado, podemos introducir cada bloque de huellas dentro de un dado.
Diseñamos un circuito de habilidad y coordinación que incluya saltos a la pata coja, botes con el balón y lanzamientos. Les pedimos que la primera vez lo realicen como quieran (su lado dominante) y que la segunda vez lo hagan con su lado no dominante. Una vez finalizado, podemos pedir a los estudiantes que creen de forma cooperativa un nuevo circuito entre todos, y realizar su circuito con el lado dominante y no dominante. Para finalizar este juego de lateralidad, reflexionamos sobre cómo nos hemos sentido, sobre las diferencias y sobre por qué creemos que ocurre eso.
Colocamos a los estudiantes en parejas. Un estudiante será la persona mientras que el otro estudiante tendrá el rol de ser el espejo. El espejo tendrá que imitar todos los movimientos que hace su compañero o compañera. A la señal del docente se intercambiarán los roles.
Colocaremos varias flechas de dirección, cada una apuntando hacia un sentido diferente. Marcaremos con un cono cual es la primera flecha, desde la cual los estudiantes deben comenzar el laberinto. Los estudiantes deberán ir saltando de flecha en flecha e ir girando hacia donde les indique, hasta encontrar el fin del laberinto. Al principio podemos marcar un recorrido único en el que tengan que ir saltando en todas las flechas, pero después podemos incluir algunas flechas a las que no van a llegar para “despistar” y complicar el laberinto.
En esta conocida actividad para trabajar la lateralidad, el docente va indicando diferentes acciones. Si antes de las acciones dice “Simón dice” los estudiantes tienen que realizarlas. Si por el contrario el docente dice la acción sin decir antes “Simón dice” no deben realizarlas. Las acciones pueden ser, por ejemplo: Tócate la nariz con la mano derecha, salta sobre tu pie izquierdo, da un giro hacia la derecha, toca con tu mano izquierda tu rodilla derecha, da tres saltos hacia delante a la pata coja sobre el pie derecho, levanta tu pierna izquierda… Además de derecha e izquierda, también podemos aprovechar para trabajar delante, detrás, arriba, abajo, dentro y fuera.
Lo ideal sería disponer de un twister gigante, aunque sino también se puede dibujarlo en el suelo con tizas. Se tiran dos dados; uno les indicará si tienen que poner el pie derecho, el pie izquierdo, la mano derecha o la mano izquierda. El otro dado les indicará en que lugar del tablero tienen que colocar esa extremidad. El twister es un juego muy divertido que puede además ayudar a que los estudiantes interioricen cual es la derecha y la izquierda.
Algunas últimas consideraciones y consejos a tener en cuenta: si quieres que los estudiantes te imiten, al principio es recomendable que te coloques delante de los estudiantes pero de espaldas, ya que si te colocas mirándoles harán el efecto espejo y cuando muevas un segmento ellos moverán el contrario. Además, si todavía no saben cual es la derecha y la izquierda, puede ser buena idea pintarles una carita o ponerles una pegatina en una de las manos para que vaya asociando e interiorizando cual es la derecha y cual la izquierda.
Josune Rodríguez-Negro
Maestra funcionaria, master en actividad física y deportiva y tiene un doctorado en actividad física y deporte. Actualmente desarrolla su labor educativa como docente de psicomotricidad y educación física en una escuela pública de educación infantil y primaria. También cuenta con experiencia docente en el ámbito universitario.
Tiene una amplia trayectoria investigadora, con multitud de publicaciones científicas de alto impacto y ponencias en congresos internacionales. Ha realizado varias estancias de investigación en el extranjero, la última de ellas en Finlandia. Además, divulga en redes sociales sobre educación bajo el nombre de @lamagiadelaef