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Si atendemos a la imagen de un Catch-Ball, se torna hasta difícil utilizar una palabra concreta para definir qué es uno de estos. Si bien su propia terminología nos incita a utilizar la palabra pelota (ball), tras su análisis y uso durante mis clases prácticas, está claro que el término que más se acomoda a su verdadero uso sería 'móvil atrapable'.
Este móvil atrapable consta de diferentes brazos por donde agarrarlo: dos idénticos de color amarillo, uno verde, uno azul, uno rojo y uno naranja. Cada color también tiene pintado un número (0 en caso de los amarillos, y puntuaciones del 1 al 4 en el resto de colores). Respecto al material, es hinchable y de plástico elástico duro, como una pelota robusta, que garantiza la seguridad, tanto del alumnado en caso de un impacto, como de la durabilidad del mismo aparato.
Aquí sí que tengo que admitir que su nombre no deja lugar a dudas: el uso principal de este material es atraparlo (catch) después de un lanzamiento. Recuerdo mi primera impresión al estrenar el Catch-Ball, donde pensé: “esto creo que sólo es útil para cursos de primaria”. Estaba totalmente equivocado. Si se pone la premisa de no poder cogerlo apoyándolo contra alguna parte del cuerpo (la mayoría del alumnado intenta atraparlo apoyándolo en su pectoral o abdomen al recibirlo) la actividad puede ser realmente compleja, y no hablemos ya de tener que cogerlo por un color concreto cuando se permite la rotación del móvil durante su trayectoria… Acabó siendo una actividad, que según las normas que establecía, fue ideal tanto en mis “primerillos” de la ESO como en mis primeros de Bachillerato.
La propia información de compra del Catch-Ball propone ciertas actividades para el manejo de este material para el juego con él, algunas bastante interesantes, que radican en diferentes formas de puntuar las recepciones. En mi caso, he utilizado el Catch-Ball para trabajar la condición física.
Si bien es cierto que la mayoría del alumnado no se entusiasma con el trabajo de condición física, la cosa cambia cuando se introducen juegos en ella y la penalización de los juegos se corresponde con ejercicios de condición física. Si a esto le sumamos la novedad del material, y especialmente su aspecto visual (ya estaban preguntándome por ello varios grupos cuando me vieron con ello de la mano en el recreo), hace que la sesión sea bastante atractiva para el alumnado, incluso cuando se trate de un contenido más tedioso como el que hemos mencionado (condición física). La propuesta que planteé fue la siguiente:
Un primer ejercicio basado en la propuesta de Elk Sport donde buscaba la adaptación al material, diferentes lanzamientos y recepciones para hacerse a ello y adquirir un nivel de habilidad básico para la actividad principal de la sesión (de la que hablaremos a continuación).
Este ejercicio básico consistía en dividir la clase en 3 grupos. 1 grupo (equipo C) empezará corriendo a ritmo suave alrededor de la pista durante todo el tiempo que dure la partida de Catch-Ball que disputarán los otros 2 equipos. Mientras tanto, en el centro de la pista estarán estos 2 equipos, uno enfrente del otro a aproximadamente a 2 metros de distancia, formando una fila india. La primera persona del equipo A sostendrá el Catch-Ball en la mano, y tendrá que lanzarlo a la primera persona del equipo de enfrente (equipo B), con una trayectoria alta (de entre 1 y 2 metros por encima de la cabeza) haciendo que el Catch-Ball llegue hacia esa persona con altas posibilidades de cogerla (como en baseball, al lanzar la bola tiene que ser “golpeable” por el bateador del equipo rival). Esta persona del equipo B tendrá que recepcionar con una sola mano el Catch-Ball, ver la puntuación obtenida en función del número que tenga el brazo del Catch-Ball por donde lo agarre, y lanzarlo a la siguiente persona de la fila contraria (del equipo A). Cada vez que una persona lance el Catch-Ball debe colocarse al final de su fila para, en total, intervenir 1 vez recibiendo y lanzando cada integrante del equipo. Se irán sumando los puntos que consiga cada equipo de la siguiente forma:
· Cada lanzamiento mal efectuado a juicio del profesor (no va a la altura determinada o no es fácilmente recepcionable por parte del equipo rival) restará 5 puntos a la puntuación de su equipo.
· Cada recepción que no se consiga agarrar (con un lanzamiento válido) restará 1 punto a la puntuación de su equipo.
· Cada recepción bien efectuada sumará el número que indique el brazo del Catch-Ball por donde se consiga agarrar.
Figura 1: Primer ejercicio. Equipo A contra el B, mientras el C corre alrededor.
Cuando han lanzado y recibido todos los integrantes de los dos equipos (A y B), la diferencia de puntos entre equipos se traducirá en burpees que realizará el equipo perdedor. En este momento acaba la ronda de juego, y el equipo C parará de correr. Se efectuará un cambio de roles entre equipos (El A correrá, y jugarán el B contra el C). Finalmente se realizará la tercera ronda (B correrá y jugarán A contra C).
Ejercicio final. Se dividirá el campo de juego en 4 partes delimitada por líneas (de aproximadamente 4x4 metros cada campo. Se dividirá al grupo en 4 equipos, uno en cada campo. Cada equipo tendrá asignado un color del Catch-Ball (a excepción del amarillo, que es el único color que tiene 2 brazos de agarre). Por tanto, estará el equipo azul, el verde, el rojo y el naranja. La dinámica de la actividad radica en lanzar el Catch-Ball desde mi campo al campo de cualquiera de los 3 rivales, con la premisa de que el lanzamiento tiene que subir mínimo 2 metros por encima de la cabeza. Una vez realizado el lanzamiento puede suceder una de las siguientes opciones:
· El Catch-Ball no sube 2 metros, cae fuera de los límites del campo rival o dentro de mi propio campo. Esto será un lanzamiento inválido y mi equipo realizará 5 burpees en este momento.
· Se produce un lanzamiento válido y el equipo al que le llega el móvil no consigue recepcionarlo. Este equipo realizará 2 burpees en el momento.
· Se produce un lanzamiento válido y el equipo al que le llega el móvil consigue recepcionarlo por el color amarillo (no asociado a ningún equipo). No hay burpees de penalización. La persona que ha agarrado el Catch-Ball lo lanzará hacia otro equipo.
· Se produce un lanzamiento válido yel equipo al que le llega el móvil consigue recepcionarlo por un color que no sea el amarillo: Si el color que agarra es de un equipo, ese equipo hará 2 burpees en el momento. Si consigo agarrarlo por el color de mi equipo todos los equipos excepto el mío realizarán 5 burpees en el momento.
Figura 2: Segundo ejercicio. 4 equipos (I)
Figura 3: Segundo ejercicio. 4 equipos (II)
Nos encontramos ante un material especialmente llamativo por su forma y color que garantizará la motivación inicial por parte del alumnado. Está diseñado para practicar lanzamientos y recepciones, ajustándose según las normas de la actividad a casi cualquier nivel educativo (aunque me decantaría más hacia cursos motrizmente superiores). Veo una excelente propuesta el uso de este móvil para trabajar de forma jugada la condición física. Al final de la sesión, el volumen de entrenamiento en burpees fue más que notable, pero dentro de una dinámica más motivadora y lúdica que si hubiera propuesto una clase de entrenamiento de fuerza más tradicional.
Si te has quedado hasta aquí espero que te haya agradado la propuesta y le agrade tanto a tu alumnado la actividad como le agradó al mío. ¡Nos vemos en los patios!
DAVID SINOVAS
Profesor funcionario de Educación Física en Educación Secundaria y Bachillerato. Máster oficial universitario en formación del profesorado y Máster oficial universitario en TIC en educación. Trabaja en un instituto público de la Junta de Andalucía. Miembro del grupo internivelar Actitudes, y fiel defensor del estilo actitudinal.
Basa sus clase en la mejora personal a través del movimiento, donde sus principales fines son reforzar el autoestima, la responsabilidad individual dentro del grupo, ayudando a adquirir a su alumnado competencias que faciliten una actitud positiva frente a las tareas, y con ello, la satisfacción de sentirse parte del grupo en diferentes retos motrices, defendiendo el lema “el trabajo conjunto de todos, sin excepción, genera la verdadera inclusión”.