Balón Slow Motion

Educación inclusiva usando balones slow motion.

Actualmente en los centros escolares nos encontramos con mucha diversidad de alumnado, y una de las cuestiones que más preocupa al profesorado es precisamente poder dar una atención adecuada a todos los estudiantes. La educación inclusiva, o la educación para todos, es un derecho del alumnado, y así aparece reflejado en la legislación educativa actual (LOMLOE, 2020). Para lograr una educación inclusiva, es vital que todo el alumnado, incluido el alumnado con necesidades educativas específicas, pueda participar en las sesiones de educación física, y que lo hagan de forma satisfactoria. Esto no solo ayudará a la adquisición de las habilidades correspondientes, sino que favorecerá la adaptación de un estilo de vida activo y saludable.

La importancia del material usado para la educación física inclusiva.

Para dar respuesta a la diversidad presente en las clases y lograr una educación inclusiva podemos hacer diferentes tipos de adaptaciones o modificaciones metodológicas, incluyendo la adaptación de los recursos materiales. Los recursos materiales son aquella serie de útiles que nos permiten plantear y llevar a cabo diferentes situaciones de enseñanza-aprendizaje para que los estudiantes desarrollen las competencias necesarias. Los recursos materiales utilizados juegan un papel muy importante en todas las áreas, pero más todavía en educación física. La selección de los materiales afectará, positiva o negativamente, a los aprendizajes que se den en esa clase. Los recursos materiales más comunes en educación física son los materiales fijos (porterías, espalderas…), el gran material de difícil manejo (colchonetas…) y el pequeño material que es transportable.

Dentro de los materiales transportables, uno de los materiales más básicos y utilizados en Educación Física son las pelotas y balones. Algunos de ellos están destinados a deportes específicos (baloncesto, fútbol, vóley…) mientras que otros son más polivalentes y están pensados para poder usarse en diferentes actividades y propuestas. Es importante analizar las características de los balones a la hora de seleccionarlos, para escoger el que más se adecúa a la actividad que vamos a realizar, así como al alumnado y espacio del que disponemos. Por esa razón, hay que valorar aspectos como el tamaño del balón, su material, el tacto, el peso o incluso su aspecto.

En las sesiones de Educación Física desde un enfoque en la educación inclusiva, concretamente a la hora de trabajar con pelotas o balones, para dar respuesta a la diversidad de capacidades y habilidades del alumnado, es importante realizar una selección adecuada de este material y realizar adaptaciones para el alumnado que así lo necesite.  Generalmente estas adaptaciones van dirigidas a que el balón se mueva más lento, aguante más tiempo en el aire, no ruede tan lejos, tenga un tamaño más grande o más pequeño (dependiendo de la necesidad), tenga un extra de agarre o tenga algún tipo de estímulo sonoro. Dependiendo qué sea lo que busquemos, podremos usar un tipo de balón u otro. Por ejemplo, si estamos jugando a tenis y tenemos alumnado que tiene dificultades en la coordinación óculo-manual, podemos sustituir las pelotas de tenis por pelotas de playa o globos, aumentando así el tiempo de vuelo y facilitando el golpeo. Si buscamos que el balón tenga un estímulo sonoro para la inclusión de alumnado con discapacidad visual, podemos usar balones de goalball, pelotas sonoras o balones sonoros de diferentes deportes.

Otra necesidad usual cuando tenemos alumnado con algún tipo de discapacidad es que el balón no ruede muy lejos de ellos. Tener un balón que tiene buen vuelo pero que cuando toca el suelo casi no rueda nos permite incluir a diferente tipo de alumnado con discapacidad con éxito, logrando una educación inclusiva efectiva. De hecho, una de las recomendaciones clave cuando hablamos de inclusión educativa es precisamente crear actividades y propuestas que faciliten el éxito del alumnado, ya que si proponemos objetivos demasiado complejos que no puedan realizar, existe el riesgo de que el alumnado pierda el interés y la motivación.

Los balones slow motion están pensados precisamente para este fin. Estos balones son blandos, con 18 cm de diámetro y 300g de peso, y con una superficie altamente táctil. El balón tiene en su interior pequeñas cantidades de arena, haciendo que sea fácil de golpear y capturar, y al mismo tiempo regulando la velocidad y la distancia a la que se desplaza el balón, siendo más lento que las pelotas y balones tradicionales y teniendo un corto recorrido en contacto con el suelo. Además, el peso añadido al balón proporciona una útil retroalimentación propioceptiva, ayudando a mantener la atención cuando se está en contacto con el balón.

Balones slow motion ball

Por ejemplo, el balón slow motion, al tener buen vuelo, pero casi no rodar al tocar el suelo, nos permite incluir de forma satisfactoria a alumnado con discapacidad motora a los que ir detrás del balón cuando se escapa les puede resultar un extra de dificultad. De esta forma, cuando estamos realizando actividades y juegos, o practicando diferentes destrezas como golpeos, lanzamientos y recepciones, los balones se van a mantener siempre próximos a ellos, ya que al caer al suelo se quedan al lado del estudiante. Esto facilita que el estudiante lo pueda recoger rápidamente y continuar con la actividad, aumentando así el tiempo de actividad y las oportunidades de aprendizaje.

Además, estos balones también son adecuados para alumnado que pierde la motivación y el interés con facilidad si el balón está lejos, como alumnado con algunas neurodivergencias, por lo que usar los balones slow motion con ellos también puede ser muy buena idea para abordar una educación inclusiva eficientemente. Además, al ser el balón algo más lento, favorece la observación de las trayectorias y la anticipación para las recepciones en los primeros momentos de aprendizaje de estas destrezas. Por esta razón, también son un material muy adecuado para estudiantes en fase de iniciación (durante la etapa de infantil o primer ciclo de primaria).

Actividades para abordar la educación inclusiva con balones slow motion

A continuación, se plantean varias propuestas utilizando los balones slow motion como material principal, en las que este material va a ser un facilitador del aprendizaje.

· Manejo del balón: pedimos al alumnado que lleve el balón por el suelo, manejándolo con diferentes partes del cuerpo (pie, mano…). Una vez dominada la actividad, se puede incluir una serie de obstáculos por el camino (aros, conos, bancos) para dificultar la actividad. Al ser un balón que apenas rueda en el suelo, se facilita enormemente su control.

· El laberinto: una vez que tienen controlado el manejo del balón, podemos construir un laberinto usando cinta carrocera o material de educación física (cuerdas, bancos suecos, conos…), de forma que el alumnado tenga que pasar el laberinto mientras controla el balón con las manos o pie. Como el balón slow motion no rueda de forma autónoma en el suelo, facilita realizar la propuesta de forma exitosa.

· Llevar el balón en equilibrio: damos a cada estudiante un balón slow motion, y les pedimos que lo mantengan en equilibrio sobre diferentes partes de su cuerpo (empeine, muslo, dorso de la mano, brazos, espalda, cabeza…). Si vemos que son capaces de mantener el equilibrio durante al menos 5-10 segundos, podemos pedirles que lo hagan, pero esta vez mientras están en movimiento (en la espalda, en la tripa…). Cuando realizamos este ejercicio con balones normales, tienden a escaparse todo el rato y los estudiantes se pasan la mitad de la actividad persiguiéndolos, pero al hacerlos con los balones slow motion, cuando se les caiga el balón, este se quedará a su lado.

· El espejo con balón: dividimos a los jugadores en parejas, y a cada estudiante le damos un balón slow motion. Uno de los estudiantes tiene que mover el balón como quiera (lanzarlo y cogerlo, rodarlo en distintas direcciones…) y el compañero tiene que imitarle. Después hacen cambio de roles. Una vez más, usar estos balones permitirá que la mayor parte del tiempo lo dediquen a la actividad en sí, y no a perseguir el balón cuando se les escapa.

· Bomba: el alumnado se coloca formando un círculo grande, y un estudiante se coloca en el centro. El objetivo es pasar la “bomba” (el balón slow motion), ya que, si el estudiante que está en el centro grita “bomba” cuando lo tienes en las manos, el que lo tenía en las manos tendrá que sentarse y pasará a convertirse en un obstáculo. A pesar de que este juego se puede hacer con muchos tipos de balones diferentes, usar el balón slow motion nos asegurará que, aunque el balón se caiga no se irá lejos, permitiendo seguir con la actividad sin romper la dinámica.

· Angry birds: dividimos al alumnado en grupos de 5, y a cada grupo le damos 4 conos, un banco sueco y varios ladrillos de plástico. Los conos serán los “cerditos” de angry birds, por lo que cada grupo tendrá que construir el escenario que quiera. Una vez acabado el tiempo, los grupos se intercambiarán escenarios, y el objetivo será derribar todos los cerditos en el menor número de lanzamientos posibles, teniendo en cuenta que los ladrillos actúan como muro. Realizar esta propuesta con los balones slow motion facilitará que los balones no se escapen lejos después de los lanzamientos, agilizando la propuesta.

En resumen, los balones slow motion son una opción interesante para una educación inclusiva, donde dar respuesta a la diversidad de nuestras clases de educación física, especialmente si tenemos alumnado con discapacidad motora o neurodivergencias. Además, al ser un material tan polivalente, se pueden utilizar en un sinfín de juegos y propuestas en nuestras sesiones. ¿Te animas a probarlos en tus clases de Educación Fsica?

 


  La magia de la Educación Física

Josune Rodríguez-Negro

Es maestra funcionaria de la especialidad de Educación Física, máster en actividad física y deportiva y tiene un doctorado en actividad física y deporte. Cuenta con experiencia docente tanto en las etapas de infantil y primaria, como en el ámbito universitario. Tiene una amplia trayectoria investigadora, con multitud de publicaciones científicas y ponencias en congresos, y ha realizado varias estancias de investigación en el extranjero. En 2023 publicó su primer libro en solitario “La gestión del aula en educación física”. Además, divulga en redes sociales sobre educación bajo el nombre de @lamagiadelaef.

 


 

Balón Slow Motion para educación física en Elk Sport
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